Este curso 2017-18 comenzamos con buenas noticias, y es que
ya disponemos de 3 máquinas para acondicionar el aire de nuestras aulas del Dpto.de Edificación y Obra Civil. Es una petición largamente demandada por
profesores y alumnos, ya que, sobre todo a principios y finales de cada curso,
coincidiendo con el inicio y final del otoño y primavera respectivamente, se
alcanzaban temperaturas que llegaban a los 34ºC en no pocos días.
Todavía queda un cuarto aparato por instalar, ya que el aula
taller de primer curso tiene mucho volumen para refrigerar y una sola máquina
resulta insuficiente, y trabajando durante 6 horas apenas llega a rebajar la
temperatura hasta los 28ºC. Con esta actuación, nuestras dependencias quedan
habilitadas para cumplir su cometido asumiendo los parámetros prescritos en el
R.D. 486/1997 por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y
salud en los lugares de trabajo. En su anexo 3, dice “La temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de oficinas o similares estará comprendida entre 17 y 27 ºC”.
Hasta ahora contábamos con 8 ventiladores de techo, que
junto con la ventilación cruzada aliviaba en parte la sensación térmica. Para cumplir con los valores prescritos en el R.D. 1826/2009,
que modificaba el RITE,
debemos alcanzar temperaturas entre 21 y 26ºC con humedades relativas de entre
el 30 y el 70%. Pero la propia administración incumple en casi todos los
edificios destinados a la docencia no universitaria.
A finales del curso pasado vimos como diferentes
asociaciones de padres de alumnos, de distintos colegios de la mitad sur de España,
se manifestaban al tiempo que denunciaban las condiciones de altas temperaturas
que soportaban sus hijos en los colegios e institutos públicos. Algunos de
ellos se manifestaron con el lema “Queremos estudiar en aulas, no en saunas”
divulgando sus acciones con el hastag #AulasSiSaunasNo.
La climatización mediante la instalación de máquinas de aire
acondicionado no es la solución más idónea para afrontar el incremento
prolongado de las temperaturas producidas por el aumento de los días de calor
fruto del cambio climático, puesto que la energía consumida para el
funcionamiento de las mismas proviene de fuentes no renovables, lo cual
acelerará aún más los efectos de dicho cambio climático.
La solución ideal es la de afrontar una rehabilitación
integral de los edificios de uso público para conseguir una notable reducción
en el consumo de agua y energía, tanto de climatización, iluminación o
transporte vertical, tal y como se ha hecho en el edificio donde están las consejerías, situado en la avenida de la Aurora, conocido como el bloque blanco en Málaga capital. El gobierno español se comprometió en el Protocolo de Kyoto con
la reducción de las emisiones de nuestro país con fecha límite del año 2020.
Para cumplir con los plazos ya debería haberse afrontado el inicio de dicha
rehabilitación de edificios en todo el país, y sería lógico comenzar en primer
lugar por aquellos que más sufren los rigores del calor veraniego.
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