domingo, 11 de enero de 2015

Bauhaus, el arte de construir

Con tan solo catorce años de duración, una de las escuelas de arte de Weimar, en Alemania, ejerció una importante influencia, no solo en la arquitectura moderna sino en todo tipo de diseños posteriores, estamos hablando de la Bauhaus. El arquitecto alemán Walter Gropius (1883-1969), la fundó en 1919 siendo su primer director. Gropius ya se había forjado un cierto prestigio al diseñar una fábrica de calzado con forma de prisma transparente, disponiendo las paredes completamente acristaladas.



Pero la Bauhaus no surgió de la noche a la mañana. En varios países, hacía décadas que se venían produciendo ensayos para abandonar definitivamente los estilos arquitectónicos historicistas que habían dominado la arquitectura occidental durante el siglo XIX y principios del XX. En Alemania, la agrupación Deutsche Werkbund fundada por el arquitecto Hermann Muthesius en Múnich durante 1907, reunió a artistas, arquitectos, artesanos e industriales. En ese contexto, realizaron diseños de vanguardia con nuevos criterios que no hacían referencia a estilos del pasado.
Bauhaus Dessau, vista nocturna
La filosofía de trabajo de la Bauhaus estuvo influenciada fuertemente por el movimiento Arts & Crafts (Artes y Oficios), que se desarrolló en Inglaterra y en Estados Unidos como reacción al estilo victoriano, durante las últimas décadas del siglo XIX. La Bauhaus también trataba de aglutinar en torno a un trabajo común a artistas, proyectistas y artesanos, una idea que se desarrolló por primera vez durante la construcción de las catedrales góticas. En el plan de estudios se instauró un curso preparatorio (Vorkurs) que los estudiantes debían superar. En él se trabajaban tanto nociones de diseño, como el conocimiento de los materiales y conceptos esenciales de la forma y el color. Para ello contrató como profesores a escultores y sobre todo pintores como Johannes Itten, Wassily Kandinsky, Paul Klee o Laszlo Moholy-Nagy. Gropius era partidario de explorar las cualidades plásticas y resistentes de los nuevos materiales que iban surgiendo desde principios de siglo, como el acero laminado, el hormigón armado o el vidrio, utilizándolos en los diseños arquitectónicos.
Bauhaus Dessau, vista aérea 
La Bauhaus defendió la idea de que “la forma sigue a la función”, prescindiendo de los elementos decorativos, el término fue acuñado por el arquitecto de Chicago, Louis Sullivan. Estos planteamientos tan radicales para la época generaron no pocas tensiones en el seno de la recién nacida escuela de Weimar. Durante los años 1924-25, Gropius trasladó la escuela a Dessau, donde el propio edificio es una muestra perfecta de este lema, constituyéndose como uno de los iconos de la escuela Bauhaus. El edificio se construyó con sólidos muros de hormigón y grandes superficies acristaladas que comunican visualmente el interior y el exterior. La estética es austera, dominada por las fachadas lisas de líneas ortogonales y cubiertas planas que han sido muy imitados en multitud de edificios destinados a la enseñanza.

Además entendían que la arquitectura debía estar al servicio de la sociedad, diseñando viviendas de bajo coste para acoger a los miles de desplazados que produjo la primera guerra mundial, para lo cual, durante las décadas de los 20 y los 30 del siglo pasado, optimizaron los esquemas productivos facilitando la construcción en serie, transformando completamente el método en que se venía proyectando y construyendo las viviendas en Europa. Los diseños salidos de la escuela de Dessau tenían cada vez más impacto, no solo entre los profesionales de la arquitectura, también entre los usuarios de los mismos. Como ejemplos se pueden citar las viviendas para los trabajadores de la Siemens, en la periferia de Berlín, o las Casas de los maestros de la Bauhaus, en Dessau, Alemania.



Desde la escuela siempre transmitieron la idea de mantener la calidad y funcionalidad en el diseño, conservando una visión integral que comprendía el edificio y a sus habitantes, incidiendo por igual en los aspectos generales como en los detalles más básicos. Desde el primer curso, los estudiantes proyectaban edificios al mismo tiempo que realizaban diseños de mobiliario y elementos decorativos que pudieran fabricarse en serie en la industria, así como producciones únicas de manufactura propia. De esa forma nació, por ejemplo, la famosa silla Wassily de tubo de acero cromado y cuero, de Marcel Breuer.
Silla Wassily
Gropius dejó la dirección de la escuela en 1928, le sucedió el arquitecto Hannes Meyer hasta 1930, y después tomó las riendas el arquitecto Ludwig Mies Vander Rohe. Ese último periodo de cambios en la dirección, coincidió con el avance del nazismo en Alemania, que propugnaba una concepción más tradicionalista y no veía adecuado el modernismo adoptado por la Bauhaus. En 1933 la escuela cerró sus puertas por presiones del nazismo, después de trasladar su sede a Berlín, huyendo muchos de sus profesores a varios países, fundamentalmente a los Estados Unidos. Este éxodo, junto con otros movimientos arquitectónicos, dio lugar al Estilo Internacional, adaptándose a las condiciones de cada lugar y al avance del conocimiento de los materiales modernos.

Actualmente el proceso seguido en la Bauhaus forma parte de los planes de estudio de las facultades de Arquitectura de todo el mundo, así como de las escuelas de Bellas Artes y en numerosas universidades dedicadas al Diseño Industrial.


Para saber más:
Bauhaus on-line (en inglés)



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