En el conjunto arquitectónico que forma la Catedral de Burgos
hay varias características que la hacen única en nuestro país. Por eso, la Seo de Burgos está incluida dentro de los edificios Patrimonio de la Humanidad desde 1984. Hasta ahora es la única catedral en España con
esta distinción, puesto que otras, como las de Toledo,
Santiago
o Salamanca
lo son conjuntamente con sus cascos históricos. Hoy me voy a referir solamente
a una de sus peculiaridades, se trata de la escalera situada en el brazo norte del crucero,
llamada Escalera Dorada, construida para dar salida por esa zona hacia la
Puerta de la Coronería y una de sus joyas arquitectónicas por ser considerada
como uno de los manifiestos fundacionales de la arquitectura del renacimiento español (1).
Tal es fu fama, que sirvió de modelo para que el arquitecto Charles Garnier diseñara
la escalera
de la Ópera de París.
Desde sus inicios allá por el año 1075, la iglesia que la
precedió estuvo situada en la falda de una colina, en el solar que ocupaba el
palacio que el rey Alfonso VI cedió para la construcción de un templo (de estilo románico).
Con el paso de los años, Burgos
fue creciendo y adquiriendo notoriedad comercial debido a su posición
geoestratégica y, otro rey, Alfonso VIII, estableció en ella su corte. Quedándose pequeña la
iglesia románica, en 1221 se inician sobre el mismo solar la construcción de
una catedral de estilo gótico que, tras algunas modificaciones y sobre todo
ampliaciones, ha llegado a nuestros días. Al agrandar el solar donde debía
construirse, la explanada producida aumentó considerablemente el talud con el
terreno en dirección norte, justo por donde ascendía la colina sobre la que se
asienta la ciudad. De tal forma que desde el suelo del ala norte hasta la calle
Rúa Vieja, actual calle Fernán González, debía salvarse una altura de unos 8,00
m.
No quedan ahí los condicionantes con que debió trabajar el
arquitecto. Sobre ese mismo brazo norte del crucero, en su muro oriental,
durante el año 1516 se practicó una entrada a nivel del suelo de la catedral, se
trata de la Puerta de la Pellejería. Esta puerta la realizó Francisco de Colonia
y está ejecutada en lo que se conoce como el primer estilo renacentista de Castilla. La nueva entrada
veía restringido su acceso al templo por el espacio que ocupaba la anterior
escalera de estilo románico, hacia la Puerta de la Coronería, además de
acarrear otro tipo de problemas (2), y de la que no se dispone de información
de su ejecución, por lo que fue derribada ese mismo año.
Así pues, aparte de tener un gran desarrollo vertical, el paño
de muro practicable que nos deja el lateral donde se abre la Puerta de la
Pellejería es poco más de 2,00 m para ejecutar el desarrollo de la escalera.
Con esas premisas, el obispo
Juan Rodríguez Fonseca, el día 4 de noviembre de 1519 (3), decide encargar una
escalera al arquitecto y escultor burgalés Diego de Siloé,
recientemente llegado de completar sus estudios en Italia.
El diseño.-
Siloé diseña una escalera en forma de T, en la que hay cinco
tramos, uno en el arranque, perpendicular al muro que sustenta la escalera y los
otros cuatro, simétricos dos a dos, siendo éstos de ida y vuelta paralelos al
muro norte, creando un zigzag
ascendente, todo ello hasta alcanzar la Puerta de la Coronería. La rampa inicial,
centrada, es el elemento que enlaza de manera resuelta con el crucero, dispone de
un arranque compuesto por cuatro escalones semicirculares en su inicio, sin
pasamanos alguno, son convexos y más grandes que el resto, contribuyendo ello a
proporcionar profundidad. Continúa con otros nueve peldaños con pasamanos pétreos
decorados con grifos al
inicio y jarrones al final, para situarnos en la primera meseta a la que se
abre un arco central a modo de hornacina.
Desde esta meseta inicial, arrancan dos tramos divergentes de
once peldaños cada uno hasta llegar a su respectivo rellano, que apoyan ambos
en los muros adyacentes del crucero y descargan su peso en dos arcos bajos
laterales, algo menos profundos que el central pero que subrayan la simetría
del conjunto. Hay que señalar, que se debió afinar el cálculo para que la suma
de las contrahuellas
de este tramo, más las del tramo inicial, superasen el dintel de la Puerta de la
Pellejería, recién construida como ya hemos comentado antes. Desde las pequeñas
mesetas pegadas a los muros, arrancan otros dos tramos ascendentes en dirección
contraria a los anteriores, de otros tantos peldaños, para unirse en una meseta
común a la altura del portón, que actualmente se encuentra cerrado, y que se ensancha
con una ménsula semi-hexagonal volada a modo
de púlpito. La
escalera se integra perfectamente en la estructura arquitectónica previa, en
particular con el crucero, cuya planta poligonal encuentra afinidad con la
ménsula que remata la meseta superior.
La barandilla de los tramos simétricos es de hierro forjado,
elaborada por el herrero
francés maestro Hilario con los diseños de Siloé. La forja dorada que adorna
los tramos divergentes se
realiza con cabezas de ángeles y fantásticas flores. Los antepechos de los rellanos
laterales se realzan con los escudos del obispo Rodríguez Fonseca a la derecha
y a la izquierda, el del cabildo. La barandilla de los tramos convergentes, mediante bichas enarboladas que sustentan
medallones con cabezas humanas. Por último, la baranda frente a la Puerta de la
Coronería está ornamentada con dos medallones de san Pedro y san Pablo.
Debajo de las mesetas laterales, están esculpidas en
relieve, dos figuras masculinas desnudas que, portando cada un cartel, cabalgan
animales imaginarios. Al lado de ambos aparece un elegante emblema de la
práctica arquitectónica, se trata de una «rúbrica» que Siloé sitúa bien a la
vista casi para subrayar, el orgullo de quien, como él, había adquirido el
conocimiento y el pleno dominio de las reglas de la composición arquitectónica:
una escuadra, un compás y el nivel, que aparece colgado de un ovillo de hilos unido
a la pared por un grueso clavo (4). Una tasación de la reja de la escalera realizada
en enero de 1523, hace pensar en que para esa fecha ya estuviese terminada o al
menos finalizada la obra en piedra. Diego solamente realizó el proyecto,
confiando su ejecución a Juan de Salas,
pocos meses antes de marcharse a Granada.
Diego de Siloé se basó, tanto en la decoración de las
barandas como en la arquitectura del conjunto, en modelos del renacimiento
italiano de Miguel Ángel y Donato Bramante. Para Harold Wethey la Escalera Dorada se fundamenta en la concebida por Bramante para
el patio (Cortile) del Belvedere en el Vaticano realizada
en 1506, y destruida después, bajo el pontificado de Pío V para dejar sitio a la
Librería Vaticana. Se trata de una de las tres escaleras más célebres del
renacimiento, quedando solo esta y la de la biblioteca Laurenciana de Miguel Ángel en Florencia.
(1)
Siloé, que desde su educación italiana
que crece y madura a la sombra de Rafael, de Miguel Ángel y de los dos
Sansovinos, demuestra un pleno dominio del lenguaje arquitectónico del
renacimiento en la organización de los espacios, en la correspondencia de las
formas y en la buscada simetría de las partes. Fabio Speranza, de La Escalera Dorada
de la Catedral de Burgos, Universidad Federico II de Nápoles.
(2)
La escalera anterior, de estilo
románico, se mandó derribar por el obispo Juan Rodríguez Fonseca en el 1516,
contra la voluntad del Capítulo. La decisión del prelado quería poner remedio a
una costumbre poco decorosa, ya que, a menudo, durante las celebraciones
litúrgicas, los burgaleses, con todos sus enseres e incluso con su ganado,
utilizaban la escalera como atajo de un punto a otro de la ciudad. Cfr. M.
Martínez y Sanz, Historia del templo Catedral de Burgos, Burgos 1866 (ed.
facsímil 1983), p. 125 y T. López Mata, La catedral de Burgos, Burgos 1950, p.
284.
(3)
«Este día S.S.R. (el obispo), propuso
sobre que quería tornar á facer la escalera en la puerta alta de la correría
donde solía, la cual él había mandado quitar et que agora la quería facer
conforme á una traza que mostró en el dicho Cabildo Diego Sylue imaginario, en
presencia de S.S. é de los dichos señores». M. Martínez y Sanz, op. cit. p.
126. El documento se conserva en el Archivo de la Catedral de Burgos. Actas
Capitulares de Fernando de Espinosa señor Años 1516-1519. Registro 37, fol.
186v.
(4)
Emblemas similares caracteriza, aquí de
modo exclusivo, la decoración de la tumba del escultor y arquitecto lombardo
Andrea Bregno en Santa María Sopra Minerva en Roma (1506). Volviendo a la
escalera, la forma diferente de las dos cartelas, la de la izquierda de lados
rectos y regulares, y la de la derecha por el contrario de silueta informe, ha
hecho pensar a Fernando Marías en una posible alusión respectivamente a la
buena y a la mala práctica arquitectónica. (F. Marías, El siglo XVI, Gótico y
Renacimiento, Madrid, 1992, p. 144).
Vídeo con el análisis arquitectónico:
Foto con la puerta de Coronería por el exterior:
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